COMUNICADO LEONES.
Desde APOME queremos dar voz una vez más a los Leones. Por ello, a continuación reproducimos su comunicado oficial.
"Una vez que han transcurrido unos días desde que se comunicó la decisión del Comité de Apelación, y con la cabeza más fría, parece necesario trasladar al mundo del rugby, a nuestros aficionados y, en definitiva, a todos los españoles, por los que íbamos a competir, nuestro sentir respecto a la misma.
Estamos decepcionados. Muy decepcionados. Nosotros siempre hemos creído en los valores que definen al rugby: pasión, solidaridad, disciplina y respeto. Y los hemos defendido en todas las circunstancias, dentro y fuera del campo.
No obstante, quien debería ser el mayor garante de estos valores, esto es, World Rugby, en esta ocasión, los ha obviado de manera absoluta.
No hay pasión cuando lo que se gana en el campo, se pierde en los despachos.
No hay solidaridad cuando se hace cargar a los jugadores con las consecuencias de unas acciones que les son en todo ajenas. Ninguno de nosotros, los que hoy conformamos el XV del León, hemos intervenido ni siquiera mínimamente en los acontecimientos que han dado lugar a la reducción de puntuación, pero somos nosotros los que lo vamos a sufrir. Adiós a una ilusión por la que hemos luchado sin descanso, sacrificando, incluso, nuestra vida familiar.
No hay disciplina cuando se utilizan distintas varas de medir. Duele especialmente la certeza de que nunca se habrían retirado diez puntos a otros equipos nacionales, pero basta con comprobar antecedentes para poder afirmarlo (London Welsh, Grannygate, Gales en la RWC de 2003).
Por último, no hay respeto, ni el más mínimo, cuando no se le permite a un país defenderse. Todas las pruebas aportadas en fase de apelación fueron inadmitidas por el Comité de Apelación, cuando la realidad es que las mismas no pudieron obtenerse antes y demostraban, sin lugar a dudas, cómo se habría fraguado la supuesta falsificación de la copia del pasaporte de un jugador, cómo el jugador había mentido, incluso a World Rugby.
Todas esas pruebas fueron conocidas por los miembros del Comité de Apelación, por todos ellos, y decidieron mirar para otro lado, y no considerarlas. Era mucho más fácil actuar así que aplicar justicia, que asumir que ellos se habían equivocado también, que el jugador les había engañado, y que en pro de la justicia tenían que revocar la decisión inicial y devolver a España su plaza en la Copa del Mundo.
Pero no solamente esto. Con fecha 30 de junio de 2022 hemos sido conocedores de que World Rugby ha decidido no atender la denuncia interpuesta por la Federación Española de Rugby en un posible caso de alineación indebida, como consecuencia de la posible no elegibilidad del jugador neozelandés Jason Tomane. Tanto los hechos, como el procedimiento seguido y los indicios obtenidos son similares a los que, en su día, sirvieron para iniciar el procedimiento contra España por la alineación de Gavin Van Den Berg. Sin embargo, ya vemos que las consecuencias son totalmente distintas. Lo que sirve para Rumanía no sirve para España.
Estamos perplejos. Absoluta y completamente perplejos. La doble (o triple o cuádruple) vara de medir que aplica World Rugby es total. Se desprende una especial inquina contra España, o contra los dirigentes de su Federación o contra nosotros, los jugadores. La realidad es que desconocemos contra quién y porqué, pero, desde luego, su forma de actual queda muy lejos de la equidad y confianza que debería ofrecer una federación internacional.
A la vista de lo anterior, el primer cambio debe venir directamente de World Rugby. Queremos creer en ellos. Los necesitamos. Pero lo que necesitamos por encima de todo es pasión, solidaridad, disciplina y respecto en su gestión. E igualdad. Su normativa y regulación es deficiente y discriminatoria, y en modo alguno garantiza la independencia y la justicia en la aplicación de las normas. Y a los hechos nos remitimos.
Hablamos del primer cambio, pero no debe ser el único. Debe haber, igualmente, un cambio radical, generalizado e inmediato en la Federación Española de Rugby. Ya no sirven las viejas fórmulas ni los antiguos procedimientos, los cuales han dado lugar, ni más ni menos, que a dos expulsiones consecutivas de Copas del Mundo.
Merecíamos más respeto. Así como nosotros dimos todo en cada partido, la Federación Española de Rugby, en su configuración actual, debió darlo todo desde el primer momento en el que pudo defenderse de las acusaciones de alineación indebida. Debió, ya en esa fase inicial, buscar pruebas y testigos, como sí que se hicimos, aunque ya tarde, en fase de apelación. Nunca debió dejarse nada a la suerte.
Los jugadores no nos sentimos cuidados. Nos han abandonado y eso duele. Se ha acabado nuestro gran sueño, el que nos llevó años construir. Años de lucha y sacrificio, tanto en lo laboral como en lo personal y que, como consecuencia de un “descuido”, han acabado en nada. Pero nosotros no nos rendimos. Vamos a seguir luchando por el rugby español y jugaremos el partido contra Canadá. No por la Federación Española de Rugby, no por la mayoría de nosotros, que sin duda nos plantaríamos, sino por todos los aficionados y nuestros compañeros más jóvenes, que aún guardan la ilusión que muchos hemos perdido.
El relevo generacional en la Federación Española de Rugby debe ser absoluto, acompañado, cómo no, de un cambio organizativo. Nuestra intención es potenciarlo desde dentro y luchar, de verdad, por los activos del rugby español, es decir, por los jugadores, entrenadores, clubs y aficionados, sin más intrigas y sin mayor interés que defenderlos y hacer crecer este deporte.
Muchos de los jugadores que hoy conformamos la XV del León no tendremos la oportunidad de acudir a otra Copa del Mundo. El sueño acaba aquí. Logramos la clasificación en el campo para la Copa del Mundo de 2019 y volvimos a lograrla para la Copa del Mundo de 2023. Pero, por una cuestión de edad, no tendremos otra oportunidad. El daño es irreversible. Y doloroso.
Esperamos ser testigos del renacimiento de España en el rugby y estaremos ahí para festejarlo con todos, pero sólo seremos eso, testigos. Ya no seremos partícipes de nuestro propio sueño.
Por último y, desgraciadamente, no podemos dejar de acordarnos de todas aquellas personas que participaron activa o pasivamente en la manipulación de la copia del pasaporte que nos ha traído aquí. A quienes, por acción, por inacción, por negligencia o por desidia, dejaron que esto sucediera. Eran, o creíamos que eran, gente de rugby, amigos, compañeros, jugadores y entrenadores, en quienes confiábamos ciegamente y que nos vendieron de la forma más cruel. Deshonrasteis a la selección, mancillasteis su camiseta, insultasteis al deporte español, y habéis traicionado a todos los españoles. Confiamos en la justicia y esperamos que los culpables de esta situación paguen por ello.
Dicho todo lo anterior, solamente nos queda agradecer a los aficionados y los medios de comunicación el gran apoyo que nos han dado durante este proceso. Seguiremos luchando por ellos día a día, llevando con orgullo una camiseta, la de la Selección, que por nuestra parte ha merecido y merece todos los sacrificios. "
"Once a few days have passed since the decision of the Appeals Committee was notified, and with a cooler head, it seems necessary to convey to the world of rugby, to our fans and, ultimately, to all Spanish people, for whom we were to compete, our feelings about the decision.
We are disappointed. Very disappointed. We have always believed in the values ??that define rugby: passion, solidarity, discipline and respect. And we have defended them in all circumstances, on and off the pitch.
However, who should be the greatest guarantor of these values, that is to say, World Rugby, on this occasion, has completely ignored them.
There is no passion when what is won in the field is lost in the offices.
There is no solidarity when players are made to bear the consequences of actions that are totally alien to them. None of us, those who today are the XV team of the León, has intervened even minimally in the events that have led to the reduction in points, but we are the ones who are going to suffer it. Goodbye to an illusion for which we have fought tirelessly, even sacrificing our family life.
There is no discipline when different yardsticks are used. It especially hurts to know that ten points would never have been taken from other national teams, but you only have to check the background to be able to tell (London Welsh, Grannygate, Wales at RWC 2003).
Finally, there is no respect, not even the slightest, when a country is not allowed to defend itself. All the evidences provided in the appeal phase were denied by the Appeals Committee, when the reality is that they could not be obtained before and demonstrated, without a doubt, how the alleged forgery of a player's passport copy would have been forged, and how the player had lied, even to World Rugby.
All these evidences were known by the members of the Appeals Committee, by all of them, and they decided to look the other way and not consider them. It was much easier to act like that than to apply justice, than to assume that they had also made a mistake, that the player had deceived them, and that for the sake of justice they had to revoke the initial decision and give Spain its place in the World Cup.
But not only this. On June the 30th 2022, we have known that World Rugby has decided not to address the complaint filed by the Spanish Rugby Federation in a possible case of improper alignment, as a result of the possible ineligibility of the New Zealand player Jason Tomane. Both the facts, the procedure followed and the evidence obtained are similar to those that, in their day, were used to initiate the procedure against Spain for the alignment of Gavin Van Den Berg. However, we already see that the consequences are completely different. What works for Romania does not work for Spain.
We are perplexed. Absolutely and completely perplexed. The double (or triple or quadruple) yardstick applied by World Rugby is total. There is a special resentment against Spain, or against the leaders of its Federation or against us, the players. The reality is that we do not know against whom and why, but, of course, their current form is far from the fairness and trust that an international federation should offer.
In view of the above, the first change must come directly from World Rugby. We want to believe in them. We need them. But what we need above all else is passion, solidarity, discipline and respect in their management. And equality. Their rules and regulations are deficient and discriminatory, and in no way guarantee independence and justice in the application of the rules. And we refer to the facts.
We talk about the first change, but it should not be the only one. There must also be a radical, widespread and immediate change in the Spanish Rugby Federation. The old formulas and the old procedures no longer work, which have led to no more and no less than two consecutive expulsions from World Cups.
We deserved more respect. Just as we gave everything in each match, the Spanish Rugby Federation, in its current configuration, had to give everything from the first moment in which it was able to defend itself against the accusations of improper alignment. They should have, already in that initial phase, search for evidence and witnesses, as we did, albeit late, in the appeal phase. Nothing should ever be left to chance.
The players do not feel cared for. They have abandoned us and that hurts. Our great dream has come to an end, the one that took us years to build. Years of struggle and sacrifice, both at work and personally and that, as a result of an "oversight", have ended in nothing. But we don't give up. We are going to continue fighting for Spanish rugby and we will play the game against Canada. Not for the Spanish Rugby Federation, not for most of us, who would undoubtedly stand up, but for all the fans and our younger colleagues, who still have the illusion that many of us have lost.
The generational change in the Spanish Rugby Federation must be absolute, accompanied, of course, by an organizational change. Our intention is to promote it from inside and truly fight for the assets of Spanish rugby, that is to say, for the players, coaches, clubs and fans, with no more intrigues and no greater interest than defending them and making this sport grow.
Many of the players who team up the XV of the León today will not have the opportunity to attend another World Cup. The dream ends here. We qualified on the field for the 2019 World Cup and we qualified again for the 2023 World Cup. But, due to age, we won't have another chance. The damage is irreversible. And painful.
We hope to witness the rebirth of Spain in rugby and we will be there to celebrate it with everyone, but we will only be that, witnesses. We will no longer be participants in our own dream.
Lastly, and unfortunately, we cannot help but remember all those people who actively or passively participated in the handling of the passport copy that brought us here. To those who, by action, inaction, negligence or laziness, let this happen. They were, or we thought they were, rugby people, friends, teammates, players and coaches, whom we blindly trusted and who sold us in the cruellest way. You dishonoured the national team, you sullied their shirt, you insulted Spanish sport, and you have betrayed all Spanish people. We trust in justice and we hope that those responsible for this situation will pay for it.
Given all that, we can only thank the fans and the media for the great support they have given us during this process. We will continue to fight for them day by day, proudly wearing a shirt, of the National Team, which for our part has deserved and deserves all the sacrifices."